Seis meses buscándolo, seis, bueno quizá buscando sólo las primeras semanas pero continuamente pensando dónde podría estar. Algo así no se podía perder de cualquier manera. Era tan absurdo. Y desde luego era peligroso que alguien se lo encontrara por casualidad. Era algo muy difícil de explicar, mucho, y lo más normal es que nadie lo comprendiera. A veces se arrepentía de haberlo guardado, pero es que en el fondo era una sentimental. Saber que estaba ahí, cerca de ella, la hacía sentirse bien.
Se le ocurrió un día mientras le servía la sopa, aquella sopa con ese sabor tan raro y que al pobre le sentaba tan mal. Guardar su corazón. Le pareció una idea fantástica, así siempre lo sentiría cerca, era una manera de no separarse de él, de no acabar con él del todo. Fue un trabajo más duro de lo que creía, pero el hecho de haber sido enfermera le había venido bien tanto para extraerlo del cuerpo, como para saber conservarlo sin que se estropeara. Le pareció bonito, estaba segura de que en el fondo a él le hubiera gustado, tenía algo de romántico. Lo que seguro no le habría hecho ninguna gracia es saber que le iba a enterrar debajo del huerto de tomates. Ese huerto que él tanto había mimado, bueno y que seguía mimando, desde que su cuerpo descansaba allí, los tomates tenían un sabor maravilloso. Toda la familia lo había dicho la semana anterior cuando fueron a comer.
Últimamente venían mucho a verla, ella sabía que era por pena, no se explicaban como un hombre tan serio habías sido capaz de largarse a Brasil con una jovencita, ¡después de más de 40 años de matrimonio! Ella se dejaba querer y le gustaba imaginar lo que dirían todos y cada uno de ellos si supieran lo cerca que realmente se encontraba el tío Juan.
Hasta la próxima, o no.
P.S. Publicado por primera vez el 02/09/2008.
Reeditado por si para alguna de las múltiples cenas y comidas de Navidad queréis investigar en nuevos sabores.
Imagen: Rico, rico
Autor: Merce (paint)
Ya decía yo que me sonaba...
ResponderEliminarMe gustan los corazones.
Y los tomates.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarjejejejjeeje, que buenooooo , Merce que mente más malvadaaaa .
ResponderEliminarUn besote
Corazones de color rojo, altamente sospechoso
ResponderEliminarA mi me gusta la sopaaaa
El tomate dicen que es muy bueno para todo (sobre todo para eso), pero si liquida al marido, luego con que hace las ensaladas?
ResponderEliminar;-)
Pues aquella de mi pueblo tenía el pene del marido en un frasquito con formol, y como encogió, le puso un muelle por dentro. Y un día limpiando el polvo se cayó el frasquito, se rompió y aquello empezó a dar botecitos en el suelo. Lo demás, ya lo imaginais...
ResponderEliminarJoé con la cocina y los sabores jejeje es un bonito cuento de navidad, lo de los tomates me da un poco de miedo eso si...
ResponderEliminarEy!!! me SUENA...
ResponderEliminarA mi afortunadamente no me gustan nada los tomates ... y las cenas navideñas menos :-)
ResponderEliminarNo me extraña que lo vuelvas a poner, me gusta...
ResponderEliminarY mira que no soy nada catacaldos.
Carpe Diem
Con mi excelente memoria, no dudaba como Speedy... yo, desde las primeras líneas sabía que ya lo había leído. Dos sensaciones a partir de ahí:
ResponderEliminar1) Que me ha gustado tanto como la primera vez.
2) Que estoy orgullosa del tiempo que hace que somos amigas :D
Un beso y muy feliz miércoles, sita Merce
Zángana.
ResponderEliminar(Besos yaya)
Enrique, te refieres a corazón con salsa de tomate, no??
ResponderEliminarCarlota, nooooo, soy buena chica ;-)
Noel, rojo sangre :-)
Food, hoy en día hay sustitutivos estupendos... ;-)
Ata, no me digas, el pene saltarín, jjajajaj
Babilonio, mientras la sopa tenga buen sabor...
Eria, radioblog... :-), lástima que lo dejara...
Uno, a mí tampoco me gusta el tomate...
Cosecha, gracias...
Novi, idem, más de un año ya...
Calveras, yo soy la reina del panal, que no te enteras...
Besos para todos, gracias.
Ahora que los tomates, la verdad sea dicha, no saben a nada, porque son todo de invernadero, está bien tener un huerto tan cuidado, aunque sea abonándolo de esa forma. Pero merece la pena si al final el tomate sale rico.
ResponderEliminarUffffffffffffff… Me dejó frio este cuento. Es para doler hasta en los huesos…
ResponderEliminarTe felicito por este escrito.
Un fuerte abrazo para ti.
Miguel, a veces el fin justifica los medios, y con las cosas del comer no se juega...
ResponderEliminarSalvador, gracias...