20 de abril de 2008

Pues tú misma...


No sé de donde coño han sacado mi número de teléfono, pero me tienen muy aburrida y muy cansada. Últimamente no paro de recibir llamadas de agobiados operadores para ofrecerme los mejores chollos del año, todos ellos programados (los operadores me refiero) para contarme la gran oferta, esa que a lo que no podré decir no, porque por unos pocos euros al mes, cambiará mi vida, la hará más cómoda y feliz.

La última ha sido para ofrecerme un estupendo y estético sillón de masajes con ocho motores, que me dejará la espalda como nueva y activará la circulación de mis piernas, y si todo esto fuera poco, me regalan un colchón maravilloso y mágico, porque por lo visto dormir en él tres horas, equivale a lo mismo que ocho en un colchón vulgar, bueno bueno bueno, ¡con lo que me gusta a mi la cama!. Si no me convence el colchón, puedo elegir un robot de cocina, que prepara los más suculentos platos él solito, para que yo no tenga nada que hacer y me pueda tumbar el sillón de los masajes. Además el robot habla, ¡fantástico! siempre está bien un poquito de conversación, ¿no?:
-Buenos días querida máquina de cocinar, ¿has descansado bien?
-Pues mira no, ahora que lo dices, y es que ayer no me fregaste bien, y he tenido un par de granos de arroz pegados al fondo y dándome la murga toda la noche...
-No te enfades corazón, fue culpa del sillón que anoche me dio un masaje tan estupendo que me dejó "pasaita". Anda, se buena y hazme un cafetito bien cargado...
-Lo siento bonita, ya sabes que no estoy programada para hacer café...Bueno a lo que importa, que vais a comer hoy, que luego me dan las tantas y me pilla el toro...
-Hija, como te pones, pues mira lo dejo a tu elección, que yo me voy a dar otro masajito...
-¿Otro?...vergüenza debería darte...

Lo que más me cabrea de los operadores estos, es que encima quieran hacerme pensar que soy una pobre tonta, porque yo muy educada y sutil les digo aquello de, sí, sí, la oferta es estupenda, hablaré con mi marido y si eso ya me llamas otro día, a lo que siempre contestan, ah, ¿tienes qué consultar con tu marido?, ¿no puedes decidir por ti misma? a lo que yo respondo, -pues mira es que en este mi hogar, de momento las decisiones importantes y trascendentales, y esta sin duda lo es, las seguimos tomando entre dos, raritos que somos- Lo peor es que vuelven a llamar y es más, se indignan cuando le dices que no te interesa, -no sabes lo que te estás perdiendo, tú misma-. -Pues sí, yo misma, conmigo misma y mis circunstancias- (adaptación libre de la famosa frase de Ortega)

Así que toca cambio de estrategia, y mi nueva respuesta será....-No, la señora no está, ha salido, y no creo que vuelva antes de las doce de la noche, es que se está dando un masaje...-

Hasta la próxima, o no.

P.D. Donde haya un par de buenas manos para dar masajes, que se quiten todos los sillones...

8 comentarios:

  1. Pués si, mejor unas buenas manos.... demasiado educada eres tú, yo los mando a la mierda.

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  2. Eso hago yo!!
    Cuando me llaman, siempre digo que no estoy...

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  3. Yo siempre digo que trabajo en lo mismo que me ofrecen. Si llaman de una cía. tfno. pues que soy un distribuidor, si me llaman de seguros que soy corredor de seguros... tardamos en colgar unos ¿cinco segundos?

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  4. Ah!! y si llaman preguntando por la señora de la casa o por el nombre de mi mujer, les digo que soy yo, hacen una pequeña pausa y cuelgan.

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  5. Brigate, mujer, no sé sin tan drástica....

    Enrique, de ahora en adelante tampoco yo voy a estar nunca....

    Chechu, no es mala idea....ninguna de las dos...

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  6. Oye!! que es una buena estrategia!
    :-D

    A mi me ponen de los nervios estas invasiones a la intimidad!!! De hecho es un motivo para dejar de oirles... grrrrrrrrrrrrrr

    Taluego!

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  7. Tu número...¿de la guia quiza?
    No se te olvide poner algun acento cuando digas que la señora no esta, que es más creible, en serio.

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  8. Luna, si es que yo he nacido para señora de esas que están todo el día de masajes...en fin...luego está la realidad....

    Cris, me imagino que de la guía, pero por qué a mí?

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Pues vosotros diréis...