18 de mayo de 2007

Operación biquini: Abortar misión


Soy débil, lo reconozco, no he podido. Hace un tiempo escribí aquí, mi firme decisión de empezar con la operación biquini, operación cuyo fin era preparar mi cuerpo para la llegada del verano. Y es que en verano es muy difícil disimular ciertas curvas, ¿Qué se puede disimular bajo un biquini?

Pero no he podido, no lo he conseguido. Llevo casi un mes con la famosa frase “mañana empiezo”, pero ese mañana no llega nunca, y es que es muy complicado, los elementos están en mi contra.

¿Qué es lo que más puede apetecer a eso de las dos y media de la tarde, cuando una llega a casa acalorada, aguantando temperaturas de 35º a la sombra?, ni pensar lo que cae al sol. Pues una cervecita fría, muy muy fría, mientras la cocina se inunda de un agradable perfume a guiso casero ¿hay un mejor reconstituyente? Y ¿por las noches?, sentada en una terraza, intentado aprovechar una ligera brisa, ¿hay algo mejor que una cerveza y una buena tapa?, porque claro una tapa de lechuga y un vaso de agua o un refresco bajo en calorías, pues no tienen la misma gracia, en realidad no tienen ninguna gracia. O esas noches caseras cuando la paz y el silencio por fin reinan, ¿Qué mejor que una buena cena?

No hay nada que de más hambre que ponerse a dieta, al menos a mi, todo es pensar en un plato de lechuga y pepino, acompañada de un agua cosechera, para que me den unas ganas horrorosas de una buena comida hiper-calórica, acompañada de una copa de buen vino o una cervecita fresquita. Y por que la poesía y yo, no nos entendemos, sino metía aquí en medio una "Oda a la cerveza".

Tengo varias opciones, poner un candado al frigorífico y tirar la llave al mar, encadenarme yo misma con una cadena muy corta que me impida el acceso a la cocina o a la puerta de casa, machacarme en un gimnasio (estar opción ni me la planteo), irme a la isla de los famosos, que hay que ver lo bien que les sienta a todos, o bien, lucir mis curvas con la cabeza bien alta y dejar los complejos debajo de la cama.

Ya se sabe que todos los placeres de la vida, engordan, perjudican la salud o son pecado. La verdad es que me da lo mismo, al fin y al cabo la vida son dos días y lo mejor que podemos hacer es disfrutarlos plenamente y que nos quiten lo “bailao”. Todo puede ser que termine siendo una gorda pecadora, eso si, habiendo disfrutado todo lo que he podido y un poco más, por si acaso.

Hasta la próxima, o no.

6 comentarios:

  1. Mi opinión sobre esto ha quedado clara, no, Merce? jeje. Así que si quieres, ahora mismito te mando un par de bolsas de conguitos jaja. Besicos cuore. Ciaoooo

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  2. Yo no me privo de nada. Eso sí, luego tengo cita con mis zapatillas y las montañas o con la elíptica

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  3. Yo también tengo una lucha constante con la comida y los kilillos...
    Y como creo que la stentaciones son para caer en ellas, pues no hay manera...
    Besos solidarios.
    Gracias por enlazarme, hago yo idem.

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  4. ¿¿Cerveza???

    Dónde???
    ARgggg!!!!!
    Fresquita....
    (son las dos y media de la tarde, imagínate)

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  5. No es tan dificil...no hace falta que te prives de cerveza...soy adicta..sólo tienes que hacer una cosa: olvidarte de los hidratos por la noche (y del pan en las cenas o comidas) ponte hasta las patas, si quieres, de carne, pescado o huevos...ya verás como lo notas enseguida

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  6. Hola Willi, el pan no lo pruebo, por suerte para mi, no me gusta. Y en la cena intento recortarme, pero la barriguilla cervecera...esa es....

    Me alegro de que pases por aquí.

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Pues vosotros diréis...